Cuando iba a una boda, todas mis tías y señoras mayores se me acercaban, picándome las costillas entre risas, para decirme:
¡Ahhh!... El siguiente eres tú, ¿no?
Dejaron de joder después de que yo empecé a decirles lo mismo en los funerales...
¡Ahhh!... El siguiente eres tú, ¿no?
Dejaron de joder después de que yo empecé a decirles lo mismo en los funerales...
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