Dos rabinos se aprestan a lavar el cadáver de un recién fallecido antes de enterrarlo, según una tradición judía. El difunto poseía un desmesurado miembro sexual, y dice:
- Jacobo, ¿tú ves lo que yo estoy viendo?
- Si, Aarón, lo veo. Es como el mío.
- ¡¿Así de largo?!
- No. Así de muerto...
- Jacobo, ¿tú ves lo que yo estoy viendo?
- Si, Aarón, lo veo. Es como el mío.
- ¡¿Así de largo?!
- No. Así de muerto...
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